LA SALVACIÓN
Creemos que Las Sagradas Escrituras enseñan que la salvación de los pecadores es de pura gracia (Regalo de Dios), por la fe en Nuestro Señor Jesucristo (Efesio 2:5; Mateo 18.11) y, en virtud al sacrificio expiatorio de Cristo como único y suficiente Salvador (Juan 3:16; Romanos 3. 24). Creemos que Dios es todo poderoso para mantener a los creyentes salvos y seguros para siempre (Juan 10.27 al 29, Romanos 8. 1; 1ª Corintios 1:4 al 8; Hebreos 7:25).1; Gá. 2:20
“La gracia de la fe, por la cual se capacita a los elegidos para creer, para la salvación de sus almas, Es la obra del Espíritu de Cristo en sus corazones, y ordinariamente se realiza por el ministerio de la palabra;(1) por la cual, y por la administración del bautismo y la Cena del Señor, la oración y otros medios designados por Dios, esa fe aumenta y se fortalece.(2)”
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Jn. 6:37,44; Hch. 11:21,24; 13:48; 14:27; 15:9; 2Co. 4:13; Ef. 2:8; Fil. 1:29; 2Ts. 2:13; 1P. 1:2
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Ro. 10:14,17; Lc. 17:5; Hch. 20:32; Ro. 4:11; 1P. 2:2
“Por esta fe, el cristiano cree que es verdadero todo lo revelado en la Palabra por la autoridad de Dios mismo, y también percibe en ella una excelencia superior a todos los demás escritos y todas las cosas en el mundo, pues muestra la gloria de Dios en sus atributos, la excelencia de Cristo en su naturaleza y oficios, y el poder y la plenitud del Espíritu Santo en sus obras y operaciones; y de esta forma, el cristiano es capacitado para confiar su alma a la verdad así creída;(1) también actúa de manera diferente según sea el contenido de cada pasaje en particular: produciendo obediencia a los mandatos,(2) temblando ante las amenazas,(3) y abrazando las promesas de Dios para esta vida y para la venidera;(4) pero las principales acciones de la fe salvadora tienen que ver directamente con Cristo: aceptarle, recibirle y descansar sólo en Él para la justificación, santificación y vida eterna, en virtud del pacto de gracia.(5)
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Hch. 24:14; 1Ts. 2:13; Sal. 19:7-10; 119:72
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Jn. 15:14; Ro. 16:26
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Is. 66:2
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1Ti. 4:8; He. 11:13
5. Jn. 1:12; Hch. 15:11; 16:31; Gá. 2:20
La seguridad de la salvación de los verdaderos creyentes puede ser, de diversas maneras, zarandeada, disminuida e interrumpida; como por la negligencia en conservarla,(1) por caer en algún pecado especial que hiera la conciencia y contriste al Espíritu,(2) por alguna tentación repentina o vehemente,(3) por retirarles Dios la luz de su rostro permitiendo, aun los que le temen, que caminen en tinieblas, y no tengan luz;(4) sin embargo, nunca quedan destituidos de la simiente de Dios, y de la vida de fe, de aquel amor de Cristo y de los hermanos, de aquella sinceridad de corazón y conciencia del deber, por los cuales, mediante la operación del Espíritu, esta seguridad puede ser revivida con el tiempo; y por los cuales, mientras tanto, los verdaderos creyentes son preservados de caer en total desesperación.(5)
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He.6:11,12; 2P. 1:5-11
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Sal. 51:8,12,14; Ef. 4:30
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Sal. 30:7; 31:22; 77:7,8 116:11
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Is. 50:10
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1Jn. 3:9; Lc. 22:32; Ro. 8:15,16; Gá. 4:5; Sal. 42:5,11.
Confesión Bautista de la fe. Págs. 55 y 65. Editorial Peregrino. 1997
“Nuestra exposición sobre el orden de los actos genéticos de la salvación se puede resumir así:
1º La metanoia, o desaprobación, con respecto a si mismo, de su naturaleza y de su vida pasada que siente y confiesa el sujeto.
2º El epístrofe, o aceptación por el creyente de la gracia de Dios en Jesucristo.
3º La justificación, o imputación hecha por Dios al creyente de la justicia perfecta de Cristo, contenida en esta gracia...
4º La regeneración, o efusión del Espíritu Santo en el corazón del creyente justificado, efusión cuyo efecto actual y simultáneo es la primera muerte al pecado y la creación de una nueva vida.
5º La santificación, por el Espíritu Santo, hecho consecutivo a la regeneración, y que se opone a ella como un estado continuo a un acto histórico”.
Exposición de Teología Sistemática. Pág. 254
Agustín Gretillat. Teólogo Evangélico