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LA ORACIÓN

Creemos que las Sagradas Escrituras enseñan que Dios oye y contesta las oraciones de los creyentes (Santiago 1:5), de acuerdo a su Santa Voluntad (Juan 15:7; 1ª Juan 5. 14 y 15).

 

“¿Qué significa el hecho universal de la Oración? ¿Qué es orar? Orar es pedir. La oración puede ser una mezcla de acciones de gracias y de actos de adoración, pero la oración en si misma es una petición, esta petición asciende a Dios”.

Le Peré céleste. Pág. 297 Ernest Naville, filósofo.

 

“Todo hombre que admita la existencia de Dios, reconocerá la necesidad de la oración. Si existe un Dios creador de este vasto universo, es necesario que el hombre lo adore, le agradezca, le alabe, reconozca su dominio, se humille ante él por sus faltas, le pida misericordia y auxilio. De manera que la oración, de una u otra forma, tiene que ocupar, en la vida de todo hombre que no sea ateo, un lugar importante”.

Michel Ferdinand Carbol Benedictino Francés.

 

“La luz de la naturaleza muestra que hay un Dios, que tiene señorío y soberanía sobre todo; es justo, bueno y hace bien a todos; y que, por tanto, debe ser temido, amado, alabado, invocado, creído, y servido con toda el alma, con todo el corazón y con todas las fuerzas.(1) Pero el modo aceptable de adorar al verdadero Dios está instituido por El mismo, y está de tal manera limitado por su propia voluntad revelada que no se debe adorar a Dios conforme a las imaginaciones e invenciones de los hombres o a las sugerencias de Satanás, ni bajo ninguna representación visible ni en ningún otro modo no prescrito en las Santas Escrituras.(2)

  1. Jer. 10:7; Mr. 12:33

  2. Gn. 4:1-5; Ex. 20:4-6; Mt. 15:3,8,9; 2R. 16:10-18; Lv. 10:1-3; Dt. 17:3; 4:2; 12:29-32; Jos. 1:7; 23:6-8; Mt. 15:13; Col. 2:20-23; 2Ti. 3:15-17

 

La adoración religiosa ha de atribuirse a Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, y a El solamente;(1) no a los ángeles, ni a los santos, ni a ninguna otra criatura;(2) y desde la caída, no sin un mediador; ni por la meditación de ningún otro, sino solamente de Cristo.(3)

  1. Mt. 4:9,10; Jn. 5:23; 2Co. 13:14

  2. Ro. 1:25; Col. 2:18; Ap. 19:1

  3. Jn. 14:6; Ef. 2:18; Col. 3:17; 1Ti. 2:5

 

Siendo la oración, con acción de gracias, una parte de la adoración natural, la exige Dios de todos los hombres.(1) Pero para que pueda ser aceptada, debe hacerse en el nombre del Hijo,(2) con la ayuda del Espíritu,(3) conforme a su voluntad,(4) con entendimiento, reverencia, humildad, fervor, fe, amor y perseverancia;(5) y cuando se hace con otros, en una lengua conocida.(6)

  1. Jn. 14:13,14

  2. Ro. 8:26

  3. 1Jn. 5:14

  4. Sal. 47:7; Ec. 5:1,2; He. 12:28; Gn. 18:27; Stg. 5:16; 1:6,7; Mr. 11:24; Mt. 6:12,14,15; Col. 4:2; Ef. 6:18

  5. 1Co. 14:13-19,27,28

  6. Sal. 95:1-7; 100:1-5

 

La oración ha de hacerse por cosas lícitas, y a favor de toda clase de personas vivas, o que vivirán más adelante;(1) pero no a favor de los muertos ni de aquellos de quienes se pueda saber que han cometido el pecado de muerte.(2)”

1. Jn. 5:14; 1Ti. 2:1,2; Jn. 17:20

2. 2S. 12:21-23; Lc. 16:25,26; Ap. 14:13; 1Jn. 5:16

Confesión Bautista de Fe. Págs. 73, 74. Editorial Peregrino. 1997

 

"Debemos orar al Padre, en el nombre del Hijo; lo cual no es una fórmula vacía, es una profunda e inefable realidad. Nuestras oraciones son la expresión de los sentimientos y de los deseos de Jesucristo, cuando les permitimos que nazcan en nosotros por el Espíritu Santo. En resumen, la oración se dirige al Padre, en el nombre de Cristo, por el Espíritu Santo”.

El Misterio de la Fe. Pág. 226 Ruben saillens. Pastor Bautista

 

 

 

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