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EL ESPÍRITU SANTO

Creemos en el Espíritu Santo como la tercera persona de la Divinidad. Dador soberano de todo don espiritual (1ª Corintios 12:4 al 11), y autor del nuevo nacimiento (Juan 3:5 y 6). Su dirección debe ser buscada en los detalles más mínimos, y sus dones deben ser anhelados, porque sin ellos la Iglesia no puede cumplir su ministerio, sin olvidar el fruto que produce el Espíritu Santo en el creyente.

 

“El nombre del Hijo y el nombre del Espíritu Santo están juntos con el del Padre, y la unión es tan importante que la validez del bautismo es inseparable de ella. Si el Padre es Dios, el Hijo y el Espíritu deben ser Dios también, porque de lo contrario el texto pierde su sentido natural. Asimismo, si el Padre y el Hijo tienen personalidad, debe igualmente tenerla el Espíritu, pues seria absurdo bautizarse en el nombre (¿) de una “ fuerza” o de una mera “influencia”, en conexión con el nombre del Padre y del Hijo. Está clarísimo que, en la última comisión de Cristo, la referencia al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo es a personas, y no a “energías activas”, puesto que las influencias, por carecer de personalidad, no pueden tener nombre propio.

 

Que el Espíritu Santo tiene atributos de personalidad propia, es una verdad irrefutable a la luz de los textos bíblicos, pues lo que hace el Espíritu no puede hacerlo una mera influencia impersonal. Al Espíritu Santo se le atribuye una mente (Rom. 8:7-27): habla y comisiona (Hech. 10:19-20 y Ap. 2:7); intercede (Rom. 8:26 y Heb. 7:25); llama, selecciona y da órdenes (Hech.13:2-4); aprueba decisiones (Hech. 15:28): prohíbe y cuida (Hech. 16.6-7): dirige (Hech. 20:28): enseña y recuerda (Jn. 14:26): redarguye al mundo de pecado (Jn. 16:8): distribuye dones según su voluntad (1ª Cor. 12:11): puede ser entristecido (Ef. 4:30): resistido (Hech. 7:51): insultado (Heb. 10:29): mentido (Hech. 5:3): blasfemado y ofendido (Mat. 12:31-32).

 

Por lo tanto, si el Espíritu Santo puede expresarse hablando, es porque tiene personalidad: si distribuye dones como Él quiere, denota voluntad: si enseña, esto indica que posee inteligencia: si consuela, denota emociones: si recuerda, indica conocimiento: si redarguye, es porque tiene discernimiento de las cosas: y si está dotado de la capacidad de amar (Rom. 15:30), es porque posee sentimientos.

¿Puede una fuerza impersonal tener todas estas facultades y ser además testigo de algo? (Jn. 15:26; hech. 5:32).”

Manual de Teología Apologética. Págs. 244 y 245. S. Vila

 

“El Espíritu Santo que permanece con nosotros es el único Vicario de Jesucristo. El Espíritu Santo es el verdadero lugarteniente de Jesucristo hasta el momento que regrese. Y únicamente él puede serlo”.

Emilio Guers. Pastor Evangelico.

 

“En el mismo momento de la conversión, el Espíritu Santo produce en el corazón (por la fe), en un solo instante, las operaciones siguientes, que no son mas que diferentes aspectos de una sola y única intervención:

 

1º Regenera al creyente

2º Le bautiza

3º Es recibido por él

4º Le adopta

5º Le sella

6º Le entrega las arras de la salvación eterna

7º Va a morar en él

8º Le unge para el servicio”

La persona y la obra del Espíritu Santo. Pág 67 René Pache. Teólogo Evangélico.

 

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